16 de abril de 2009

Pequeño requiem atrapado

Ya no sé porque sigo así, dando pena, dando pena cuando lo que quiero es mostrar mis sentimientos… y lo difícil que es sentir que tus sentimientos dan pena por la dificultad de ser respondidos y la incertidumbre de saber si quieren o no ser correspondidos
Hay una daga cruzándome y no sé qué hacer para que esta daga no siga causando más daño, porque ya esta hasta el fondo y no sé si enterrarla hasta el final y sacarla y hacer el intento de curar las heridas… la muerte es probable en ambas pero no se qué camino tomara la enfermera, si matarme o intentar curarme, en este minuto mi vida está en las manos del doctor que puede terminar de matar o curar las heridas para hacer que esto sea una muerte más feliz o una vida formidable.
Puedo ser fatalista, pero es lo que pasa cuando te sientes acorralado, cuando no ves más que incertidumbre auxilios y pregunta, donde la felicidad perdió su cabida en este minuto y cuando intenta entrar los demás lo aplastan como una hormiga intentando cruzar la alameda sobreviviendo en el intento.
BASTA!... quiero una luz, algo que me ilumine, pero cada rastro luminoso no es más que el efecto óptico del flash que me mandas de vez en mes, que se que no es más que rastro de luz que no soy capaz de disfrutar sin que llegue la oscuridad y se lo trague como el mejor bocadillo que puede existir.

QUIERO UNA MISERA LUZ CONSTANTE o una fuerza ínfima para mantenerme en pie en espera de la luz, aunque mis brazos ya no están tan fuertes como antes de recibir sus pies que luego se fueron por la repulsiva obscuridad que se llevo sin filtros eso
mientras tano espero el final del segundo acto que se niega a llegar

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